En la Amazonía crecen los paisajes lunares. La remoción de grandes volúmenes de arena – parte en las
riberas de los ríos de la cuenca – se extiende para extraer oro. Y la tendencia de los precios del valioso metal
es fluctuante, pero significativamente elevada, para justificar el lucro.
Para 2018, se detectaron en la cuenca amazónica 2.312 sitios de minería de oro aluvial en 245 áreas,
afectando a 30 ríos (RAISG, 2018, 2022). El ‘boom’ de la actividad se agudizó en tiempos de pandemia, en
parte por la crisis laboral en la región.
Al detallar la demanda del oro en el mundo, ¡asombra que la joyería sea la que adquiere más del 60 por ciento de la producción global!
Los impactos ecológicos son intensos por el dragado y traslado de toneladas de arena del fondo de los ríos,
la modificación de sus márgenes, la contaminación de sus aguas por mercurio o cianuro, la deforestación y
consecuentemente, la pérdida de biodiversidad: El paisaje lunar es característico en estas zonas.
Los impactos sociales son igualmente enormes por la irrupción en los modos de vida de las poblaciones
Indígenas y sus territorios, lo mismo que poblaciones locales y ribereñas, introduciendo enfermedades, desalojo, expulsión, contaminación, trata de humanos, prostitución y violencia en buen número de casos.