Los bosques en Alemania están agotados, enfermos. Sus árboles sufren olas de calor, sequías y plagas, en parte por el cambio climático. El riesgo de incendios forestales aumenta y la ocurrencia de fuego en los bosques ha vuelto a crecer.
Expertos, políticos, científicos y propietarios buscan urgentemente soluciones para rescatarlos. La preocupación es grande, pues los alemanes aprecian sus bosques, porque proporcionan frescor, agua, recreo, protección contra el viento, hábitat para animales y madera; en torno al bosque se entrelazan muchos mitos, historias y tradiciones. La pérdida de bosques podría acelerar el cambio climático. Actualmente, un tercio de la superficie de Alemania está cubierta por bosques. Son 11,4 millones de hectáreas.
La ciudad de Fráncfort, en el centro de Alemania, cuenta con 6.000 hectáreas de bosque, una de las mayores superficies forestales municipales del país. Allí la situación es especialmente grave. La temperatura media ha aumentado significativamente en los últimos 15 años y la cantidad de lluvia y nieve ha disminuido considerablemente. Según el ayuntamiento, el 96% de los árboles están dañados, y 70% incluso de forma grave. Los abetos en particular están muriendo, como en muchos lugares de Alemania. El profesor Peter Spathelf, de la Universidad para el Desarrollo Sostenible de Eberswalde, cerca de Berlín, cree que esta especie de conífera está al borde de la extinción en Alemania, porque también está especialmente infestada de escarabajos de la corteza. Este insecto puede multiplicarse aceleradamente en condiciones cálidas y secas. Dos millones de hectáreas de bosque de abetos en Alemania ya están dañadas o muertas.
Cerca de tres cuartas partes de los bosques alemanes son bosques mixtos. Las especies arbóreas más comunes son las coníferas, como el abeto (23%) y el pino (25%), seguidas de las caducifolias, como el haya (16%) y el roble (10%). Aproximadamente la mitad de la superficie forestal es de propiedad privada, algo menos de un tercio pertenece a los estados federados, una quinta parte a los municipios y distritos y un 4% al gobierno federal.
La “madre del bosque”, el haya, también está en peligro, dijo Spathelf en el II Congreso Forestal de Fráncfort el 2 de septiembre pasado. 600.000 hectáreas son vulnerables. Rosemarie Heilig (Partido los Verdes), responsable de medio ambiente en la ciudad, incluso teme: “El haya morirá en una gran superficie”. Si un haya sufre el calor y la falta de agua, la copa se adelgaza primero y las ramas se caen. En vez de hacerlo en otoño, las hojas se desprenden ya en verano, volviéndose verdes o marrones. En los años de sequía, los árboles también producen muchas semillas. En cambio, los robles que tanto aman el calor, parecen sobrevivir mejor a la sequía con sus largas raíces pivotantes, pero también están amenazados.
Reconversión forestal
Abandonar el bosque a su suerte no es una solución, según los silvicultores y los científicos. Como se prevé que el calor y la sequía continúen, se teme la aparición de sabanas. En su intento por salvarlo, los silvicultores buscan que sea más resistente al calor, rastreando árboles robustos y resistentes a la sequía. “La reconversión forestal debe acelerarse de forma significativa, dijo Spathelf. Como muchos otros científicos, recomienda mezclar más las especies de árboles. La castaña, por ejemplo, llegó a la región del río Meno con los romanos y le encanta el calor. Una mayor biodiversidad debería distribuir el riesgo.
Hay dos opiniones encontradas sobre la reconversión del bosque, como explica el silvicultor del distrito de Fráncfort, Lars Eckert. La primera recomendación es introducir especies mediterráneas o americanas como el abeto de Douglas, el abedul de arena, el cedro del Atlas, el cedro del Líbano, el haya del Etna o el pino negro de Córcega. Sin embargo, esto podría traer nuevos problemas porque dichos árboles pueden no tolerar bien las heladas tardías, además de cambiar el humus y las condiciones para los microorganismos, las plantas y los animales. Todavía no hay conclusiones claras sobre ello.
La herencia de los árboles
El segundo método consiste en propagar árboles autóctonos robustos que hayan sobrevivido bien al calor y la sequía de los últimos años. Para esto, el silvicultor Eckert y su equipo recogieron cientos de kilogramos de bellotas de árboles seleccionados, las escogieron según su capacidad de germinación, las trataron con termoterapia contra hongos, las protegieron de los ratones, las sembraron el año pasado en un suelo forestal cuidadosamente preparado y las protegieron con una verja de caza.
Han tenido éxito. Los árboles han crecido bien sin ser regados. Cuando un plantón crece en un entorno seco, utiliza los recursos con moderación, está convencido el silvicultor Eckert. Es posible que la semilla ya haya heredado del árbol madre la capacidad de adaptarse al calor y a la sequía a través de la epigenética. Esto también es un experimento. En Fráncfort se están siguiendo ambas vías. Pero eso lleva tiempo y aunque ya se está haciendo mucho en esta ciudad, su bosque mixto está en alto riesgo de perecer.
No existe un remedio patentado para el cambio climático. “A veces nos lleva al límite”, dice Spathelf. Christoph Hartebrodt, científico de Friburgo, cree que sólo pueden funcionar las soluciones individuales adaptadas al lugar: “No habrá soluciones universales para el bosque en general”.
Texto: Elvira Treffinger.
Adaptación al español: YARUMO Internacional
Foto de inicio: Elvira Treffinger, 2022.